LA DICTADURA MADURISTA A LA LUZ DE MAX WEBER

Max Weber

Resumen: El presente artículo da inicio al ensayo teórico-crítico propuesto en la pasada publicación el cual busca analizar el actual régimen dictatorial en Venezuela a la luz de las teorías sociales moderna y contemporánea, comenzando con el estudio de los conceptos de la Sociología del pensador alemán Max Weber de “dominación” y “legitimidad”. Su sistema de pensamiento tiene la virtud de brindar un marco teórico que estructura y a la vez sirve como basamento a los artículos subsiguientes dada la vigencia de los postulados sociológicos expuestos en su tipología de la Dominación, más exactamente, por la aplicación de los “tipos ideales” a la caracterización de la actual crisis democrática en dicho país. El autor se propone categorizar como “dictadura” al régimen que amenaza la estabilidad de la región consistente en la anulación violenta de la oposición democrática que agudiza la emergencia migratoria y la incertidumbre social y política a nivel trasnacional. Su impacto es global, su comprensión, por tanto, requiere que el estudio de los conceptos pueda realizarse desde la perspectiva sociológica del liberalismo clásico europeo. El texto responde a la pregunta por el carácter “despótico”, “autárquico” y “dictatorial” del gobierno saliente en Venezuela, cuyos miembros buscan perpetuarse en el poder tras una contundente derrota electoral librada a capa y espada en las urnas. ¿Qué tipo de dominación representa la dictadura de Nicolás Maduro y cómo evoluciona en el tiempo según el sistema weberiano de investigación sociológica?

 

Palabras clave: dominación carismática, legitimidad, despotismo, irracionalidad, amateurismo administrativo,

 

¿Es adecuada la denominación de Nicolás Maduro como “dictador”? Partimos en nuestra búsqueda del hecho según el cual el actual mandatario fue designado por un líder carismático, el coronel Hugo Chávez Frías, presidente de Venezuela entre 1999 y el 2013, sosteniendo que Nicolás Maduro fue “reconocido por la comunidad” mediante plebiscito. Aunque elegido democráticamente, el púgil ya tenía ganada la contienda, así quedó instaurado el régimen autoritario conocido como el régimen castrochavista, emulación de la Revolución Cubana.  Se cumplen 25 años de gobierno y el país es arrastrado a una guerra civil, a la lucha sin cuartel dentro del territorio. Se trata de un tipo de dominación fundado en el carisma del líder político que, aunque conserva los rasgos tradicionalistas y tiende hacia un modo racionalista de dominación, no ha evolucionado o transformado tal carisma en una nueva concepción de gobernación que replique los valores y las virtudes del líder, “la gracia de sus dones”, para replicarse en el poder.

 

Maximilian Karl Emil Weber (Erfurt, 21 de abril de 1864-Múnich, 14 de junio de 1920) argumenta que la dominación carismática es una forma de dominación “muy frecuente” en Occidente; el término “dictador” tiene como origen “la creación de las magistraturas romanas”, “sistema que sobrevivió de la manera más clara en la creación de la figura del dictator y en la institución del interrex” (Weber. P. 124). Este intermediario entre el soberano y el pueblo era una suerte de catalizador entre el poder celestial y el poder natural, la cara visible del Estado romano. Una lectura diferente hacemos para referirnos al término cuando encontramos que existe en la teoría de Weber expuestos casos del tipo de dominación carismática dentro de las dictaduras “democrática”, “revolucionaria” y en el “imperialismo plebiscitario”; regímenes en los cuales se legitima el reconocimiento del “pueblo soberano” y “el aparato administrativo adopta el carácter de una administración en virtud de un mandato ad hoc, sometida a revocamiento”. Respecto a la “dictadura revolucionaria”, dice que ésta “ignora por igual tanto la legitimidad tradicional como la legalidad formal” (Weber, p. 163-164), lo que se traduce en “irracionalidad" y “amateurismo administrativo”. No obstante, el autor advierte que, los tipos de dominación, “racional”, “tradicional” y “carismática”, no se tratan de “tipos puros”, sino que comparten características dentro de un régimen y advierte que su tipología de la dominación sirve al investigador social como una herramienta conceptual de la Historia, mas no para fijar los límites precisos entre ellos. Es así como nos decantamos por definir al régimen de Maduro como una mezcla heterogénea de éstas tres formas de dominación, para el caso de Venezuela, en donde prevalece o impera el elemento carismático del líder caudillista, quien dispone de un aparato administrativo de cuño “tradicionalista”, así también dispone de un “aparato burocrático” y un cuerpo de funcionarios sin experticia alineados con la ideología hegemónica “socialista”, en abierta pugna contra el liberalismo capitalista del Norte Global. Ahora bien, la antítesis de dicho problema puede conducirnos a caracterizarlo como “dominación patrimonial-estamental”, ejerciendo el poder en virtud de “la legalidad del ordenamiento establecido y del derecho a dar órdenes por parte de quienes tengan la competencia para ejercer la dominación legal”, un tipo de dominación racional que “contempla todas las funciones públicas y todos los derechos económicos como ventajas económicas de naturaleza privada” (Weber, p. 104). Al líder carismático lo caracteriza, pues, la asignación a discreción de cargos para sus allegados  y no, como sucede en la dominación racional, por un cálculo y una anticipación o una estadística que permita la creación de un sistema capitalista. No es este el caso, sin embargo, para el sistema administrativo de un país “socialista” como Venezuela que cubre sus gastos administrativos en gran medida por medio del mecenazgo, la extorsión y la corrupción de funcionarios. En este punto se ha de precisar que el petróleo venezolano es sólo el mondadientes de un Estado infiltrado por una organización criminal, un apartheid donde los electores de González Urrutia y los seguidores de la oposición han sido marginados, perseguidos, secuestrados y asesinados; que han sido confinados en un lugar de detención arbitraria, el Helicoide, el centro comercial de arquitectónica futurista adaptado para servir como prisión para “presos políticos” enemigos del régimen. Allí, según testimonios, torturan y desaparecen personas inocentes bajo acusaciones de Terrorismo, un lugar de donde pocos logran salir con vida y, si salen, lo hacen con severos daños mentales.

 

El dominio político y social se ejerce en Venezuela, de acuerdo a la tipología weberiana de la Dominación, de manera despótica, asimétrica. Asimetría entre los factores ideales y materiales que, en teoría, unifican los ámbitos ideológicos y económicos de gobierno, poniendo en funcionamiento los diferentes estamentos bajo un orden o equilibrio de poderes. En la práctica, lo observamos reflejado en la aguda crisis democrática de la nación tras la subversión del orden constitucional venezolano por parte del gobierno de Nicolás Maduro y su aparato militar-administrativo. En todo caso, tal dominio se da siempre que existe una “probabilidad” de obediencia voluntaria no coercitiva entre el líder y los funcionarios bajo su mando, siendo, por ejemplo, equivocado determinar como tal dominación las simples relaciones contractuales entre patrono y trabajador, o la presión que una compañía ejerza en función de monopolizar un determinado mercado. La “Dominación” se caracteriza por “el tipo de legitimidad pretendida”, pues, según Weber, “así será el tipo de obediencia y el tipo de aparato administrativo que la garantice, la índole del ejercicio de Dominación y sus efectos” (Weber, p. 61). Efectos de una burocracia anquilosada en el ideal político del socialismo ultramarino del siglo XX y de la deflación del valor de los productos y servicios para la población con la destrucción de la malla social dejan ver la carne y el hueso del Leviatán hobbesiano. El desequilibrio del poder en Venezuela ha dado como residuo la humillación ante el mundo por la flagrante violación del derecho soberano de los pueblos a elegir y revocar a sus mandatarios, la impresión de que cualquier régimen se pueda extender en el tiempo, la sensación de que se legitima y premia la ilegalidad y, por ende, que se trivializa la irracionalidad, entendida como un orden meramente emocional de dominio.

 

Preguntamos, además, por el carácter “despótico” del gobierno venezolano. La razón para denominarlo como tal radica en el hecho de que, a la dominación burocrática legalista le corresponde un grado de arbitrariedad en beneficio de funcionarios “nombrados” –no “elegidos”–, me refiero a un “funcionariado” bien remunerados que, aunque se encuentra separado de la propiedad y de los medios administrativos, coopta beneficios o prebendas, entendidas por Weber como “categoría que implica la apropiación de determinados puestos y determinadas fuentes de ingresos” (Weber, p. 76). Este es el lugar para indicar sin temor a equivocación la existencia en Venezuela de un “aparato administrativo de estructura prebendaria”. En sí, tal patrimonialismo, así como el patriarcalismo, un aparato administrativo con una tendencia interna a regular la economía con criterios ““culturales”” de cuño utilitarista, moral o de justicia material”, ligada con el “tipo de interés en lograr la satisfacción de los súbditos. Esto quiere decir que tienden a romper la racionalidad formal, que se guía por el derecho de los juristas” (Weber, E y S, p. 110).

 

Conforme a lo anterior, estamos ante un dominio que, aunque presume un ideario democrático, entendido como elección de un representante puesto al servicio del pueblo, se determina como un tipo de dominio que aplica el principio del monopolio de la coacción psíquica y física, del uso privado de la violencia y a dictar leyes y legislar tomando medidas arbitrarias y violentas contra los dominados. Weber nos dice que, el hecho de que un dirigente o el aparato administrativo de una Organización se presente como un “servidor” de los dominados, no demuestra absolutamente nada en contra de su carácter de “dominación” (Weber, p. 64). El carácter decisivo de su mando es legitimado según la participación de los militantes de su gobierno en los beneficios materiales, en los honores y en la continuidad y naturaleza de las prebendas, mas no por una alianza basada en “el carácter sagrado” de la tradición republicana fundamentada en la justicia y la “obediencia”, no a la persona, sino “al Derecho” natural y canónico. 

 

Max Weber y el antipositivismo del siglo XX

Una aproximación biográfica nos dará a entender el contexto histórico en el cual Max Weber desarrolló sus ideas políticas a la postre suelo fértil sobre el que crecerá una “Sociología Comprensiva” que trazó el derrotero del pensamiento liberal clásico, contrapuesto al liberalismo mercantilista predominante en su época. Es conocida su participación como consultor de la Comisión del Armisticio Alemán para el Tratado de Versalles así conocido su interés en la incorporación del Artículo 48 en la redacción de la Constitución de la República de Weimar, el cual permitía promulgar “decretos de emergencia”, “confiado” en su carácter excepcional, “ya que permitía al presidente usar el ejército para restaurar la ley y el orden en cualquier estado federado y le facultaba para suspender los derechos fundamentales de los ciudadanos” (Fuente: Wikipedia. Artículo 48, Constitución Weimar). Prontos a la anticipación de un juicio de valor errado, es de precisar que era improbable que Weber hubiese vislumbrado el surgimiento del fascismo de Estado posterior a su muerte, cuidando por nuestra parte de no caer en el yerro histórico y la falacia que suscribe su nombre a la infame lista de intelectuales promotores del nazismo, aduciendo que a él se le atañen “medidas socializantes” que allanaron el camino de Adolf Hitler al poder. Se le acusa por su talante de centro-izquierda, el cual lo hizo objeto de persecución, tergiversando su abierto anticomunismo y la concepción de una democracia imperialista férrea, con sus raíces en la tradición mitológica dirigida por los líderes más fuertes. No así, antes bien se retiró pronto de las caudalosas corrientes políticas para consagrarse, ya con sus nervios debilitados, a su magna obra histórica. Como representante de la sociología alemana, Weber inauguró junto con Sombart (este sí adscrito al nacional socialismo) las Ciencias Sociales al margen de las Ciencias Naturales, procurando una lectura adyacente a la tradición decimonónica de un conocimiento matematizado o mecanicista de las acciones de los hombres (Hobbes, Rousseau).  

 

No es anacrónico, pues, el tratamiento del problema desde la tipología de la dominación de Max Weber, como tampoco lo es citar la teoría económica de Karl Marx para una comprensión materialista de la historia. Al depurar estas ideas de las sombras que se cernían sobre su época los consultamos y consideramos los padres de la Sociología Moderna, entre otros pensadores como Tocqueville, Pareto y Durkheim. Lo que sí es anacrónico, un criterio compartido por varios críticos, es tener al Socialismo como una ideología vigente, pues, como movimiento, su recorrido terminó con el colapso de la Unión Soviética y el final de la Guerra Fría el 25 de diciembre de 1991, con Gorbachov a la cabeza de la fallida Perestroika y la articulación de la Comunidad de los Estados Independientes. Es decir, lo que hoy se adosa al término “socialismo” es el extrañamiento o la melancolía por un orden social en contrafuerte al liberalismo capitalista. Según los teóricos como Peter Schumpeter, el Socialismo es la fase previa del Comunismo.

                                              

No es este el lugar para adentrarse en las vetas minerales de la monolítica doctrina económica y social de Weber, en su hermenéutica de la acción humana, idealista y humanitaria, pero, hay qué decir, según su tipología de la dominación, que, el discurso oficialista del partido de gobierno en Venezuela aparece enraizado en una tradición embestida de patriotismo, con el busto de los próceres de la Independencia como telón de fondo de un escenario en el que la demagogia y la retórica solipsista de los líderes, Maduro y Cabello, encubren el secreto de un golpe de Estado. Weber es claro al respecto cuando dice que cualquier forma de permanencia en el poder encubre el secreto, invocando el monopolio de la violencia sobre los dominados:

 

El rango de que modernamente disfrutan las asociaciones políticas se debe al prestigio que impone en el ánimo de sus componentes de la creencia específica, muy extendida, en un especial carácter sagrado –la “legitimidad” de la acción comunitaria por ellas establecida–, inclusivo y justamente cuando incluye en su seno la acción física y el poder de disponer de la vida y la muerte. (Weber, E y S. p. 663)

 

El paroxismo del discurso oficialista

Las convulsiones, la exaltación piadosa y afectiva del discurso del oficialismo en Venezuela llegan al nivel del paroxismo, a la máxima irritación ideológica, por las enunciaciones perniciosas de sus líderes, quienes, en su intento por legitimarse, se conciben a sí mismos con “carisma”, con los “dones de la gracia” heredados de su mentor y antecesor Hugo Chávez. Pero Maduro, contrario a aquel, no es un militar, ni es un “hijo del pueblo obrero” como ha pretendido mostrarse, ni es un caudillo suscitado entre los venezolanos en honor al mérito, pues no fue elegido, sino puesto en el poder en arreglo a los intereses continuistas del movimiento político chavista, cuyo discurso está minado del mensaje quejumbroso de quien se encuentra asediado por el “enemigo interno”. La conmoción del líder por miedo a las coaliciones que por debajo de su mando nacen refractarias a las ideas hueras y el ideario caduco del Socialismo contemporáneo. 

 

Es de recalcar las recurrentes citaciones bíblicas de Maduro son enunciadas de forma panegírica, aleatoria o no sistemática, pasando sobre el clero, con el fin de tocar las fibras morales de sus electores y, con ello, otorgarse el rol y el destino del héroe comparándose con figuras como la de David, vencedor sobre los Filisteos, encarando a un “Goliat” representante de las fuerzas opresoras de las súper potencias del Norte Global, en una lucha quijotesca contra la maquinaria neoliberal y postcapitalista, en sí, contra el complejo militar e industrial de los países alineados con el nuevo orden mundial fundado por la agenda neoliberal.

 

Entenderemos cómo el discurso oficialista busca controlar el contexto, es decir, las estructuras de comunicación hegemónica, y el texto, esto es, el mensaje ínsito en los diferentes medios, atacando las fuentes independientes de información, difamando a las figuras de la oposición y constriñendo a los medios que se han pronunciado contra la escalada de la actual tiranía. Con las instituciones judiciales, militares y de control bajo su dominio se han cerrado las vías democráticas, de tal manera que, sea cual sea el mensaje expedito desde la cúpula del poder burocrático, éste se autoproclama como verídico, infalible o libre de vicios, como es sabido sucede con las “actas fantasmas” que sirven a la Comisión Nacional Electoral (CNE) de soporte y prueba de la presunta victoria del partido de gobierno en las elecciones presidenciales y así dar continuidad al prontuario de la Revolución Bolivariana fundada por el coronel Chávez, con Diosdado Cabello como heredero del poder para el siguiente período y la garantía de permanencia del régimen castrochavista en Venezuela.

 

Según la teoría social de Weber, a la dominación por vía carismática le sucede una transición desde un tipo de dominio irracional, es decir, no basado en el cálculo y la estadística, hacia un modo racional, calculado y sistematizado por medio de un aparato de funcionarios expertos bajo contrato. Quiere decir esto que, cuando el líder carismático se asienta en el poder debe mantener dicha aura de ejemplaridad y heroísmo para ser legitimado por sus seguidores, deberá evolucionar y racionalizar su maquinaria política, compartiendo el poder delegando cargos “a discreción”. Esto, para decir que es el poder usurpado en el derecho a elegir y ser elegido como principio democrático adquiere la forma de una dictadura, con el efecto nefasto de la migración, la huida de mano de obra calificada y, en fin, la despoblación del territorio por el hambre y el desarraigo.

 

El diletantismo del discurso opositor

Soliviantado por el recurso de una arremetida militar desde el exterior de un ejército privado, la oposición ha escaldado el vaso de los más poderosos líderes de los estamentos transnacionales y no es posible anticipar las acciones ni las medidas proyectadas en el corto y mediano plazo; como partido político, los líderes de la oposición, con María Corina Machado a la cabeza, yacen atrincherados a la expectativa de una acción conjunta entre las naciones a favor de González Urrutia, en nombre de la Democracia, aquella que el oficialismo proclama empuñando, apuntando y descargando las armas del estado contra el Pueblo soberano. Una oposición, pues, a la espera de una campaña a nivel legal y militar que obre conforme a los principios legítimos de soberanía, poniendo a disposición todos los medios para garantizar el cumplimiento de las leyes antiautoritarias, aquellas promulgadas luego de una era de tiranía. Se decantan éstas leyes en las acciones políticas que invocarán una ruptura con el orden hegemónico actual y se dan las condiciones para el surgimiento de una nueva casta política, de un nuevo horizonte material, epistemológico y, por qué no, ontológico, para la nación y, quizá, el paso ineludible hacia un sistema racional de dominación estatal.

 

Es diletante el discurso de la oposición porque no se lee nada “entrelíneas”, sólo el reclamo tácito por el exabrupto de los usurpadores del voto electoral ante la mirada impávida de una sociedad civil debilitada en su función creadora, infeliz detentadora de favores domésticos, prebendarios que, con dificultad, llenan los recintos desde donde se imparte la “doctrina” castrochavista. El mayor proyecto de la oposición hasta hoy, según los medios, fue convencer, persuadir o exhortar a los militares, a los funcionarios armados del régimen, a cambiarse de bando y ponerse “de parte del Pueblo”, pero, esto, lo hace clamando como el chiquillo al que se le han quedado con el balón y le ha sido vulnerado su derecho a la recreación. Esto, para decir que, el conglomerado de factores materiales no está alineado con una acción beligerante tras una orden impartida desde la altura de una ideología opuesta a la autoritaria, no se prevé un mano a mano entre poderes antagónicos, ya que el pueblo se encuentra desarmado y es en este campo en donde se da resolución, bajo el criterio de aniquilación del otro propio de las dictaduras fascistas. Lo único que el pueblo suscitó fueron los llamados “Comanditos”, una insurgencia armada con una capacidad disuasiva de corto alcance. También quedan las reminiscencias de la guerra de guerrillas de la Guerra Fría, disidencias armadas secularizadas con un orden del día basado en el daño a la infraestructura física del país. Más aún, quedan los yerros del pasado hundiendo a Venezuela en los abismos de la dictadura fascista de Nicolás Maduro y sus vasallos prebendarios, quienes desplazaron al proletariado desapareciendo a la clase media.

 

Todo para, al finalizar el despliegue de posibilidades y alternativas valederas, pasar del ámbito de la esfera política al ámbito de la esfera mercantil y capitalista, se creó un fondo económico para cubrir el gasto de la guerra contra la dictadura. “Ya casi, Venezuela” recauda el aporte a ésta costosa misión, sin embargo, apenas logra cubrir el coste de lo que sería una lucha sostenida contra el régimen, coadyuvado por el respaldo del eje Rusia-China-Irán.   La propuesta para una solución llega de la mano del mercenario, del militar capitalista que se nutre de los conflictos ajenos, sopesando el botín de guerra a medida que se agudizan las condiciones sociales, a la espera de que finalice el período de gobierno para, dado el caso de un auto-golpe de Estado, ir por las cabezas de la dictadura. La solución no salió de los estrados de los tribunales internacionales, ni surgió la posibilidad de una alianza entre estados defensores del orden global, resueltos a dejar que la agenda del liberalismo postergue, como es su proceder, las medidas hasta el último momento, cuando el dictador, con aire soterrado, se niegue a entregar el poder y se promueva el estado de dominación ilegal. En referencia a la supuesta necesidad de recurrir a un ejército privado como Blackwater para derrotar la dictadura madurista, encontramos en Weber a propósito del dominio legal de la burocracia que

 

… Es favorable siempre al desarrollo capitalista la cobertura de una necesidad de índole puramente fiscal y de mercado; es decir, en el caso más extremo que se puede concebir, la cobertura de toda necesidad de la administración acudiendo al mercado libre. Con entrega, incluso, del instituto militar a empresarios privados (…) y la procuración de todos los medios por impuestos en dinero (Weber, E y S. p 285, 286).

Análisis Crítico del Discurso Opositor:

NTN24, el canal de las Américas: Entrevista a González Urrutia, presidente electo de Venezuela.

NTN24: ¿Hay un plan concreto para estructurar su regreso a Venezuela?

Edmundo González: Claro que sí. Pero esos planes no se revelan porque ya me dijeron por ahí que tenían una “comitiva” esperándome.

[Risas sardónicas]

NTN24: Se lo ha advertido Diosdado Cabello, ¿no ha contemplado Edmundo González juramentarse fuera de Venezuela? ¿Han contemplado un gobierno desde el exterior como una vez se hizo, es decir, un gobierno paralelo?

E. G.: Tampoco, ninguna de las dos. Mi juramentación se hará en los términos de la Constitución en Venezuela ante los órganos legislativos que son los que están aprobados para hacer esa juramentación.

NTN24: En esto, ¿no hay duda, presidente González?

E.G.: Sí, ninguna duda.

 

El contexto de la entrevista, es decir, la estructura que articula el discurso, se comprende como una dialéctica entre un medio informativo, el programa “La Tarde”, y un líder político que ve gravemente vulnerado su derecho a ejercer el poder. Aunque se trata de un medio que defiende al gobierno de González, no deja de poner en entredicho la veracidad de las argumentaciones, esto, con el fin de crear tensión en el programa. Dialéctica entre sujetos con concepciones propias acerca de la realidad, puesto que lo lleva al uso de un lenguaje retórico, a una suerte de desaprensión semántica del mensaje en la que se omite la terminología precisa y ajustada a las circunstancias y se obliga al televidente una comprensión lavada de sentido crítico para tornar hacia el mensaje de doble sentido. Analizando el texto, salta a la vista el tono con el que la periodista aborda el tema, “…coloquialmente”, lo cual es un signo claro de desinformación, pues, ¿por qué no expresarse en los términos precisos que amerita “el rescate de la democracia” en Venezuela? “El deseo no preña”, la periodista usa esta expresión para preguntar por los hechos concretos que se llevarán a cabo, para hacer énfasis en que,  tal promesa de juramentación se lleve a cabo, podría tratarse de algo difícil de lograr, más ahora, cuando se agotan las vías diplomáticas y el tiempo del actual gobierno para iniciar el empalme con la nueva administración. Así, vemos que Edmundo González responde usando el mismo tono coloquial para referirse al operativo para atentar contra su vida preparado por el oficialismo por tratarse, en palabras de Maduro, de un “traidor de la Patria”; la “comitiva” a la que se refiere Edmundo González es una metáfora llena de ironía que deja en alto la retaliación y el ánimo de quien cuenta con el apoyo y el espaldarazo de líderes extranjeros, confiado en que el 10 de enero ocupará el cargo para el cuál fue electo.  

 

Es importante señalar que NTN24 había sido objeto ocho años atrás de acusaciones por parte de Diosdado Cabello, según las cuales, dicho medio de comunicación “ataca las 24 horas del día” al gobierno de Nicolás Maduro. Por tanto, es evidente que se trata de una guerra mediática en la que las partes se reconocen como prestos a la confrontación ideológica y armada. Se hacen alardes, pues, de beligerancia y acopio de fuerzas, la confluencia de poderes y el choque de trenes en la arena política de Venezuela son inminentes.

 

Análisis Crítico del Discurso: Alocución de D. Cabello.

Respecto a la nueva Ley Bolívar, Cabello lee una carta referida a una de fuente a la que llama Charlotte:

Fuente: “Diosdado, es importante recalcar que la ofensiva de deportación masiva de Trump sólo es posible con la coordinación entre países receptores. Y, en el caso de Venezuela, ¿Quién gobierna?

Público: ¡Maduro!

D. C.: …Nicolás. (…) –reanuda la lectura– “Por eso, crearon la mal llamada Ley Bolívar, porque quieren cerrarle a Trump cualquier entendimiento con (el palacio de) Miraflores. Hablando de esa asquerosa ley, definitivamente los extremistas no se cansan de hacer el ridículo entre sus seguidores. La realidad es que la Ley Bolívar es meramente redundante y simbólica. Debido a que, desde la imposición de sanciones, se les prohíbe a las empresas norteamericanas hacer negocios con el gobierno venezolano. Es decir, ninguna empresa gringa que tenga negocios con Venezuela puede ser contratista del gobierno estadounidense. Esa ley no tiene ningún efecto real para nosotros sino para las empresas gringas”.   Por eso hagan ustedes con esas empresas lo que mejor les parezca. (Reanuda) “Brother, te repito. Todo es show para complicar a Trump e intentar revivir la caída imagen de la Sayona (apodo puesto a María Corina Machado). Con estas estrategias intentan dar la sensación de que, ahora sí Estados Unidos le va a cumplir el deseo de sacar a Maduro para que ellos gobiernen. En paralelo, la Charlotte me anticipa que, uno de los cálculos que tomó la administración Biden para otorgarle el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo –no legítimo– es que, en el último informe de inteligencia de Estados Unidos, los gringos confirmaron que la oposición venezolana el próximo 10 de enero no podrán tomar el poder. 

El contexto de la alocución es un auditorio adaptado para el adoctrinamiento de los seguidores de Maduro y Cabello. El programa, dirigido en su totalidad por Diosdado Cabello desde el escenario, destaca por ser la única persona provista de micrófono en el recinto, luego, no hay participación efectiva del público más que como una suerte de animadores, semejante a un programa de concursos. A medida que se desarrolla el guión insertan material de archivo histórico y entrevistas a personajes de su interés. La dinámica del discurso se basa en el uso de un tablero en el cual se encuentra una serie de noticias extraídas de diversos medios adscritos a la oposición que, de uno u otro modo, les son adversas, por lo cual “hay que darles con el mazo”, tacha los enunciados después de anularlas con su demagogia con un rotulador rojo, el cual es usado como un arma símbolo de la violencia infligida desde su posición de verdugo de la dictadura. 

Ahora bien, es posible que el texto en sí sea, no una carta de una fuente, sino parte del libreto que todo programa tiene. Sea cual sea el caso, el ataque a la Ley Bolívar se entiende como el rechazo por parte del régimen al intento de “sacar a Maduro para que gobiernen ellos”, y se reafirma el carácter inviable de la posesión de Edmundo González en la fecha prevista.

Sale a relucir el texto cuando la fuente, Charlotte, nos habla del reconocimiento del gobierno Biden a González Urrutia como presidente electo, no legítimo, de Venezuela, y la supuesta confirmación de que, en contraste con lo dicho, se abre una brecha entre los discursos oficialista y de la oposición. Queda el interregno en el que lo fáctico y lo ficticio se entrelazan y en el que cualquier opinión está sesgada por la ideología dominante. No obstante, sin anticiparse a los hechos y manteniendo nuestra investigación incardinada a la tipología de la dominación de Max Weber, el líder, Nicolás Maduro, deberá, como el líder carismático que busca ser ante el mundo, demostrar los dones concedidos por la gracia, su ejemplaridad y heroísmo. No así González Urrutia, quien lo confronta con un aparato nacionalista-burocrático y el brazo armado de un ejército de Condottieri, de mercenarios a la espera del botín de guerra.

Colusión

Por su parte, Erik Prince, el fundador de Blackwater, dice en su cuenta de X: “Nota importante: después del 10 de enero ustedes son solo objetivos militares y no tienen ninguna protección diplomática”.  La vendimia está servida y los medios de comunicación se alistan para una guerra mediática previa a lo que será la arremetida encabezada por la oposición cuando ejecute un plan concreto de derrocamiento del nuevo dictador.

 

 

Bibliografía

 

WEBER, M.  (2002). “Economía y Sociedad: Esbozo de Sociología Comprensiva”. FCE.

         (2001). “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo”. Madrid. Edit. Alianza

           (2007). “Sociología del Poder: los tipos de dominación”. Madrid. Edit. Alianza.

 

Cibergrafía

 

González asegura que regresará a Venezuela para juramentarse "en los términos de la Constitución".

 

Con el Mazo Dando. Diosdado Cabello. Programa 504.

Juan Diego Quintero Sánchez

Tecnólogo en Realización de Audiovisuales y Multimedia de la Universidad Jorge Tadeo Lozano (2016), con amplia experiencia en la producción de música original y contenidos para proyectos personales, marcas y clientes finales. Emprendedor en Chrono-graphic, agencia de Medios, la cual pone al servicio de la comunidad los conocimientos y las destrezas adquiridas en estos campos. Al día, soy estudiante de Filosofía y Ciencias Humanas, con lo cual he añadido una nueva área enfocada en la investigación y la producción documental.

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